Caudron G.3 "Antioquia" versus Hanriot HD.1 "Telégrafo I"
Relatos de prensa.
Con el fin de promocionar la aviación, el Departamento del Valle y el Concejo Municipal de Cali habían ofrecido un jugoso premio de $500 pesos al primer piloto que aterrizara en la Ciudad de Cali, la Junta de Ornato de la Ciudad también se vinculó a la iniciativa ofreciendo $200 pesos oro adicionales al ganador.
El “Telégrafo I” de Ferrucio Guicciardi
El 9 de Febrero de 1921, el italiano Ferrucio Guicciardi en el avión “Telégrafo I”, un Hanriot HD.1, de propiedad del periódico ecuatoriano “El Telégrafo”, realizó un vuelo de Quito a Ibarra. El día 16 del mismo mes, después de realizar un aterrizaje forzoso en la hacienda “El Vinculo” de San Gabriel debido al mal tiempo, arribó a Tulcán. El 6 de Marzo de 1921 arribó a la ciudad de Pasto en Colombia, en un vuelo de treinta y cinco minutos, llevando una valija postal.
Algunos personajes caleños al enterarse de esta noticia, viajaron a Pasto a ofrecerle al piloto italiano la posibilidad de ser el primero en llegar a Cali, antes que lo hiciese el francés Fernand Machaux en el “Antioquia,” quien volaría desde Medellín.
El día 21 de Abril, el “Telégrafo I” partió de Pasto hacia la ciudad de Cali, a donde llegó después de dos horas y veinte minutos de vuelo, anticipándose al avión “Antioquia”, que venía de Medellín, lo que le permitió a Ferruccio Guicciardi obtener el premio y su respectiva compensación económica.
El “Telégrafo I” realizó más vuelos por un buen tiempo en Cali y otras ciudades cercanas, hasta el 22 de Julio fue desarmado y embarcado a Quito una vez que sus propietarios lo donara al Gobierno Ecuatoriano.
El Biplano Caudron G.3 “Antioquia”
El otro avión, un biplano Caudron G.3 (fabricado por la Société des avions Caudron de Francia), cuyo propietario era del señor Francisco González, tenía como matrícula el “Antioquia”. El señor Francisco González adquirió este avión en 1921 y contrató al francés Fernand Machaux a fin de que le enseñase a volar este biplano.
El Caudron G.3 era un biplano de amplia utilización durante la Primera Guerra Mundial como un avión de reconocimiento y de entrenamiento. En comparación a otros aviones de la época, tenía una excelente velocidad de ascenso y se consideraba de gran desempeño en terrenos montañosos, por lo cual era muy apto para el territorio Colombiano. El piloto Fernand Machaux perteneció al escuadrón C-9 del ejército francés durante la Primera Guerra Mundial.
Un dicho muy antioqueño que se usaba en la época que decía: “Pachito vola, pero no aterra”, para referirse a los que emprendían lo que no eran capaz de llevar a cabo, se originó cuando en uno de sus vuelos de práctica “Don Pacho levantó bien el avión, pero volaba y revolaba sin lograr aterrizar; cuando al fin lo logró, fue de una forma tan forzada que se fracturó las piernas”.
En su intento por volar de Medellín a Cali el 2 de Abril de 1921, el avión “Antioquia” sufrió una falla en su motor durante el despegue, lo que obligó a su piloto Fernand Machaux a abortar su maniobra e irse a estrellar contra una cerca de alambre. Tanto el piloto como sus pasajeros, Emilio Jaramillo y Gonzalo Mejía, salieron ilesos de este accidente. Es de anotar que Gonzálo Mejía fue el empresario antioqueño que más lucho por lograr un desarrollo de la aviación en Colombia, y en especial en Antioquia. Una de sus tantas realizaciones fue el lograr la construcción del Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, en el sitio “Las Playas”. Impulsó la carretera al mar y la compañía UMCA que permitió la interconexión de Medellín con el resto del país y el exterior.
El avión luego de ser reparado, emprendió sus segundo intento de ir a Cali el 20 de Abril de 1921, pero después de dos horas de vuelo y de varios intentos de sobrepasar los Farallones, necesito aterrizar en Supía en la hacienda “La Pintada”, y solicitar que se le enviara gasolina desde Medellín, ya que se le había agotado completamente. Permaneció por varios días realizando vuelos en las haciendas del Cauca, cercanas al puente de La Pintada. El día 23 de Abril de 1921 salió a las nueve y cuarenta y cinco minutos de La Pintada, sobrevolando Riosucio a las diez y veinte, Belalcázar a las diez y treinta y cinco, y a las diez y cuarenta y cinco aterrizó en Cartago.